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Serie A
Quito,Jueves 11 Diciembre 2025, 09H17

¿El running y el póker se parecen? Sí, en estas cuatro cosas

Las bases para triunfar en ambos campos son increíblemente parecidas

Running poker

¿Qué pueden tener en común 42 kilómetros de asfalto y una mesa de póker? A primera vista, nada. El primero es puro esfuerzo físico, sudor, lucha y júbilo al alcanzar la meta. El otro es un duelo silencioso y más bien una batalla puramente cerebral. Sin embargo, las bases para triunfar en ambos campos son increíblemente parecidas.

Claro está, no hablamos de músculos. Aun así, la resistencia a prueba de todo, saber gestionar el ritmo, la concentración y la constancia son importantes tanto en el running como en el tapete. Prepárate, porque las similitudes te van a sorprender.

#1 Resistencia para aguantar la larga distancia

Para un corredor, la resistencia es esa capacidad de seguir moviéndote cuando los pulmones arden y las piernas pesan como plomo. Y, como sabes, esa resistencia se construye kilómetro a kilómetro y no la andan repartiendo gratis.

¿Y en los juegos de poker? Su maratón no se mide en kilómetros, sino en horas de concentración absoluta. Un gran enemigo en el tapete es la «fatiga por decisión». Después de cientos de manos y miles de pequeñas decisiones, el cerebro simplemente se agota. Y mientras un maratón dura unas pocas horas, un torneo de póker de élite puede extenderse durante días enteros.

El agotamiento del maratonista en el kilómetro 35 afecta su capacidad para pensar con claridad y gestionar su ritmo. De igual forma, el agotamiento mental del jugador de cartas tras ocho horas seguidas le impide rendir como debería. La fatiga, venga de donde venga, nubla el juicio.

#2 Gestión del ritmo para saber cuándo acelerar y cuándo esperar

Todo maratonista conoce esa tentación. Suena el pistoletazo, te sientes invencible, plantas tus pies firmes y aceleras. ¡Pero eso es un grave error!

Dado que tus reservas de energía son finitas, gestionar tu ritmo es una obligación. Si quemas todo lo que tienes al principio, te quedarás tirado antes de llegar a la meta.

En el póker no gana quien empieza primero, pero podemos trazar un paralelo: las fichas del juego.

El corredor que sale disparado en el primer kilómetro, dejándose llevar por la adrenalina, es el vivo retrato del jugador de póker que juega cada mano de forma agresiva desde el inicio y gasta todas sus fichas. Ambos cometen el pecado capital de agotar sus recursos cuando no es necesario.

Por eso, tanto en el asfalto como en la mesa, la paciencia es una virtud suprema. Ser el más rápido o el más agresivo todo el tiempo no importa tanto como saber exactamente cuándo pisar el acelerador y cuándo esperar tu momento.

#3 Concentración para mantener la calma en momentos críticos

Si has corrido una maratón, conoces el famoso muro del kilómetro 30. Es una crisis total donde tu mente te grita que te detengas, que no puedes dar un paso más. No es un simple dolor de piernas.

Ahora, llevemos esa misma sensación a la mesa de póker. Allí se llama «tilt». Este es un estado de frustración o ira después de una mala jugada que te impulsa a abandonar toda tu estrategia.

Un jugador «tilteado» empieza a tomar decisiones impulsivas y arriesgadas, no con la cabeza, sino con el estómago, para intentar recuperar lo perdido de golpe.

En ambos escenarios, el enemigo es la pérdida del control emocional. Cuando las pasiones toman el mando, la lógica se va por la ventana y los errores cuestan carísimo. Perder la calma en el muro te cuesta la carrera. Perderla en la mesa de cartas te cuesta todas tus fichas.

#4 Constancia que vence al arranque inicial

El éxito en una maratón se forja durante meses, en esos madrugones cuando aún es de noche y siguiendo un plan estricto que confía en el proceso. La victoria es la suma de cientos de pequeñas decisiones correctas, como el entrenamiento que no te saltaste, la serie que completaste y el descanso que respetaste.

Ahora, lleva esa idea a la mesa de póker. El objetivo de un jugador profesional no es ganar cada mano, porque eso es simplemente imposible. En su lugar, su meta es tomar la decisión matemáticamente correcta una y otra vez, sin importar si el resultado inmediato es bueno o malo.

Los «pros» del póker confían en que, a lo largo de miles de manos, su estrategia comprobada les dará ganancias.

¿Y la suerte? Claro que influye. Puede que una jugada arriesgada te salga bien una vez. O que un día te sientas genial y corras más rápido de lo esperado. Pero a la larga, el impulso y el azar siempre pierden contra un sistema disciplinado.

Por todo esto, el póker de élite es un deporte mental. Porque, al igual que en nuestros 42.195 kilómetros, la estrategia constante y la disciplina terminan derrotando a la suerte del momento.

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