Qatar 2022 consagró a La Albiceleste entre sorpresas y decepciones, y coronó a Messi en el Olimpo

Argentina, después de aquel equipo inolvidable que encabezó Maradona en México 1986, volvió a la gloria. Lo hizo de la mano de un futbolista que, como mínimo, entró al podio de la historia de los más grandes como Lionel Messi. Cuando parecía que el astro del PSG terminaría su carrera sin el máximo logro, ese éxito destinado sólo para elegidos como Diego Armando y Pelé, apareció la fiesta de Qatar 2022 para consagrarlo en la que fue una exhibición maestra de talento y liderazgo.

De por medio estuvo la mejor final de la historia del fútbol. Un tres a tres con la súper poderosa Francia, que era favorita y que revivió dos veces, cuando parecía muerta, gracias a su comandante en jefe, Kylian Mbappé. El último día de cita ecuménica fue maravilloso. Quedará enmarcada con ribetes de oro puro.

También fue un torneo atípico, en el que las bebidas alcohólicas no fueron protagonistas como en otras ediciones, y en el que se tuvo que respetar un estilo de vida diferente al de occidente. No es que estén mal sus costumbres ni las nuestras, simplemente vivimos una prueba de que es posible aceptarnos como distintos. Sí fue una fiesta líder en infraestructura, comunicaciones, conectividad y seguridad. El mundo del fútbol, más allá de sus críticos, se probó a sí mismo que es posible convivir y disfrutar teniendo al balón como único protagonista.

Australia, Japón, Marruecos y Corea del Sur fueron las pocas sorpresas en Qatar 2022. Más fueron las decepciones, empezando por la del país anfitrión, que había amenazado con algo más al ser el campeón de Asia y por un trabajo de concentración para el que se tomaron cerca de dos meses en la previa. Pero también vimos el decrecimiento de equipos como México, Dinamarca, Alemania, Bélgica, Camerún, Serbia y Uruguay, de los que se esperaba mucho más en los campos de juego, y que sólo tuvieron la primera ronda para pasear sus cualidades. Obviamente, como ecuatorianos, nos dolió la eliminación de La Tri en primera ronda.

El VAR volvió a ser protagonista, especialmente para sus críticos. Más allá del uso de la tecnología, quedó en claro que la herramienta sigue siendo manejada por seres humanos con diversos criterios. Lo que para unos es rojo, para otros es azul, y aquello se vio en la toma de decisiones con el respaldo tecnológico. Pero más allá de eso, conscientes de que será imposible llegar a un consenso de aprobación o desaprobación, es importante hacer memoria, volver a Sudáfrica 2010, y recordar los escándalos y las injusticias que se produjeron por errores arbitrales. Los tiempos han cambiado. La condición humana de los árbitros sigue siendo exactamente igual, pero las cámaras que transmiten los partidos, cada vez más y mejores, comenzaron a captar situaciones imposibles de percibir en otros tiempos. Entonces, uno tiene que decir que el fútbol es cada vez más justo, no infalible en cuanto a decisiones, pero sí más justo.

También queda marcado el fin para muchos futbolistas grandiosos, que difícilmente volverán a jugar un mundial en sus carreras. Ellos prueban que el Olimpo del fútbol es sólo para unos pocos elegidos, ya que luego de trayectorias brillantes, terminarán sin haber conseguido el gran objetivo. Daley Blind de Holanda, Luka Modric de Croacia, Thiago Silva de Brasil, Harry Kane de Inglaterra y el fabuloso Cristiano Ronaldo de Portugal, ya no tendrán otra oportunidad de lucirse en estas instancias.

La vara queda alta, y tendrán que pasar tres años y medio para volver a gozar en el baile de gala del fútbol. Será en un torneo que lo organizarán, históricamente, tres países, y en el que por primera vez se clasificarán 48 equipos. Los responsables serán México, Estados Unidos de América y Canadá. Hasta tanto.

Luis Alberto Otero Hurtado